Cabras preñadas 15/04/2017
Aprovechando la verticalidad de los paredones calizos, entre
brotes tiernos de plantas seleccionadas, las hembras de cabra montesa Capra pyrenaica hispanica ramonean todos
los rincones con objeto de alimentarse y producir la leche necesaria para los
tres o seis meses de lactancia de sus recentales a punto de nacer. Han pasado
casi los 150-170 días de gestación, aún preñadas, caminan con soltura por las
encrespadas rocas calizas. El parto tendrá lugar en mayo y junio.
Los gamones están a punto de florecer y contrastar en las
laderas con el amarillo intenso de erizones y aliagas; entre el aroma montaraz
de romeros y tomillos.
Después de producirse el parto, los recién nacidos aguardan
muy vigilados por sus madres el momento de sumar fuerzas para ponerse en pie.
El tiempo apremia, puesto que, si fueran sorprendidos por un poderoso predador,
la madre poco podría hacer por él si no estuviera preparado.
Muchos de los nidos de búho real han sido usurpados por
estos bóvidos, más fuertes que ellos. Personalmente, he podido comprobar como
los espacios de expansión de jóvenes búhos, también son ocupados por hembras
parturientas que encuentran estos cobijos ideales para traer al mundo a sus
recentales.
Desde la base de los farallones calizos, me impresiona ver a
las madres vigilar desde lo alto de cualquier fragmento pétreo sobresaliente el
amplio espacio que se abre ante sus ojos, escudriñando todos los rincones con
su inquieta mirada a la búsqueda de un peligro inminente. Con ello, la
progenitora pretende ganar el tiempo necesario para el fortalecimiento de su
vástago por si tuviera que salir a la desesperada.
Da igual que sea un joven búho real, la cabra montesa pendiente
de su recental estará dispuesta a todo con tal de protegerlo: ver ejemplo.
Me gustan las escenas animales por su dinámica vital, y no
me conformo solamente con ejemplares fotogénicos por su magnitud, si no por el
concepto etológico dentro del enriquecido mundo de su biología; por muy
sencilla que sea la especie.
Cuando el pequeño es capaz de sostener una buena carrera para ponerse a salvo, sigue a la madre.
Las cabras de monte se acomodan en cualquier lugar.
Del rebaño de ovejas, siempre hay alguna que se despista perdiendo la estela de sus congéneres.